No grave will hold me...

No grave will hold me...
Os estoy vigilando...

martes, 30 de diciembre de 2008

The Roman who loved me



Nº1 en U.S.A.

Posiblemente.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Love me tender



Así la conquisté a ella...

...


...


...


Creo recordar.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Meanings



Tira pseudo-improvisada y dibujada en parte con ratón y paint (ya ves... algunos no hemos ganado una paleta, ¿eh, Koopa?)

En fin, sigo deseándoos felices fiestas y toda la pesca :P

miércoles, 24 de diciembre de 2008

X-mas




Para todos aquellos a quien no le haya llegado este detellete (mi primer christmas, no creais que no me hace ilusión ^^') ya sea porque no estáis en mi bandeja e correo o bien porque se me haya olvidado poneros (que si es este último caso, lo siento mucho muchísimo) aquí os dejo este... bueno, este mensaje xDDD

¡Felices fiestas-en-la-medida-de-lo-posible!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Infidel



No os creais... lo llevo bastante bien... xP

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Conciousness [EDIT]

El cielo está encapotado, pero la Luna se resiste a ser cubierta por unas vulgares nubes, oscuras en la noche. Brillante, amarillenta y a apenas una noche más de estar llena por completo, se refleja en un mar manso y tranquilo cuyas olas lamen con un cariñoso arrullo al acantilado. Y sobre su cima está ella.

Mira hacia un horizonte invisible, mientras siente cómo el viento hace danzar sus finísimos y largos cabellos morenos, así como su blanca falda de tela casi transparente. Su blusa, de la misma tela aunque rasgada y harapienta, ondeaba en su mano, dejando al descubierto su hermoso torso desnudo. Sus ojos verdes claros siguen escrutando el vacío, y sus finos labios sonríen.

Tras ella aparece un hombre, alto y esbelto, con las manos hundidas en sendos bolsillos de una larga gabardina de un ocre oscurecido por la noche, y la observa con unos ojos muy especiales.

Blancos completamente. Y allí donde una pupila debería observarla a ella, dos diminutas lucecillas, que incitan a visualizar a un par de estrellas en un cielo lejano. La mujer le escucha llegar y se da la vuelta, pasándose el pelo por detrás de su oreja. Al verle, su sonrisa se acentúa, con una dulzura inocente y pura.


- Mirabas mi espalda, ¿eh?

Él también sonríe con afecto y asiente. Ella da un paso hacia él con sus pies descalzos sobre la húmeda roca.

- Yo era como cualquier otra persona del mundo, perdida en mi propia amargura, ¿sabes? – ríe con franqueza – Qué tonta, soy... claro que lo sabes... – de repente su rostro se entristece con la sombra de la culpabilidad – Espero que no me guardes rencor...

Su interlocutor sigue sonriendo, gesticulando con la mano para restarle importancia al comentario y para incitarla a continuar. Ella se vuelve hacia el mar, y siente cómo el viento sigue soplando y acariciando su cuerpo medio desnudo.

- Mi vida parecía haber llegado a un punto muerto, me sentía tan... atada... – entrecierra los ojos ante la llegada de los recuerdos – Fue muy curioso, porque siempre solía venir aquí cuando me hastiaba. Solía gritarle al cielo, bramarle al mar, pero no de manera reprochadora. Sonará muy infantil, pero me gustaba sentir que el eco de mi voz se extendía como el horizonte. – suspira – Era la única manera que se me ocurría para ser libre. O eso fue hasta que el aire me susurró tu nombre. – se da la vuelta y le sonríe de nuevo, si cabe con más dulzura – Porque fue el aire, ¿verdad?

>> Fue como si germinaran dos semillas bajo la superficie de la piel de mi espalda... Bastó susurrarle tu nombre a la noche para que crecieran. Recuerdo el sonido de mi blusa al rasgarse. – alza la mano que sostiene su prenda para que él la vea y deja que se la lleve el viento; no parece importarle que le vea el pecho desnudo – Recuerdo su peso, y el tirón que dieron al desplegarse por completo. Eran preciosas... – dice con melancolía – De plumas blancas como perlas, suaves como la seda. Me sentí eufórica, y no tardé en dejarme caer por este acantilado para sentir el viento entre ellas y comprobar hasta dónde podrían llevarme. Y el tiempo pareció detenerse nada más mis pies dejaron de sentir la fría roca. Ni siquiera necesité abrir las alas. Fue algo muy parecido a cuando oí tu nombre. Repentinamente, algo despertó en mí, y comprendí lo que estaba ocurriendo.

>> Cerní mis manos a las bases de mis nuevas alas y tiré. Fue sorprendentemente sencillo, y extrañamente indoloro. Sin apenas esfuerzo, cedieron. El crujido que se oyó fue horripilante no sólo por lo grotesco que puede ser la imagen de alguien arrancándose extremidades de su cuerpo, sino por el hecho de que esas extremidades eran las mías.

>> Y allí estaba yo. – ríe de nuevo – Cayendo por un precipicio y habiéndome arrancado las alas. Pero a pesar de que la superficie del mar de acercaba a mí a toda velocidad, no tenía miedo. Y así, en aquella sensación de calma y de sosiego, sentí cómo el aire de mi alrededor parecía espesarse, y hacerme decelerar, hasta el punto de hacerme caer al agua con toda suavidad, pudiendo así sortear con facilidad las afiladas rocas del lecho del acantilado. Aun sostenía mis alas... no quería deshacerme de ellas todavía.

Señala hacia uno de los bordes del precipicio, donde yacen un par de alas blancas, aunque manchadas por innumerables hilos de sangre diluida por el agua de mar que las empapa. El hombre la escucha atentamente con las brillantes y diminutas estrellas que coronaban sus ojos.

- Volví hasta aquí, como tantas otras veces para mirar al mar, y para pensar en lo ocurrido. Comprendí que la libertad que yo supliqué al susurrar tu nombre no procedía de las alas que me fueron concedidas.



>> Las alas simplemente sirvieron para recordar que la libertad yace dentro de mí. La libertad de seguir viviendo, de seguir adelante. De volar con mis propias alas.

Ella se acerca a él y le acaricia el rostro con ternura, reflejando en sus ojos el suave brillo de los suyos. Él sigue sonriendo, aunque un fugaz matiz de tristeza la bañó su expresión durante un instante. Ella le besa la mejilla y le susurra al oído con una voz teñida de sensualidad. - Gracias...

Se aleja, mientras él se fija de nuevo en su espalda. Concretamente en las dos grotescas heridas que surgen a la altura de sus omoplatos, heridas limpiadas por el agua salada del océano. Una vez ella deja de estar a la vista, él se acerca al borde del precipicio, y se deshace de su gabardina, permitiendo así desplegarse un enorme par de alas grisáceas, cuya violenta liberación deja escapar unas cuantas plumas que se deslizan precipicio abajo con lentitud. Las estrellas de sus ojos otearon el mismo horizonte invisible, la misma Luna, ya aclarada, que ella veía aparentemente tan a menudo.

Lentamente, sus manos acarician sus alas, hasta llegar a su base. Las aprieta en un intento de liberarse así mismo, de recibir la iluminación de saberse libre, más allá de la presencia de aquellas aberraciones.

Pero no lo consigue.

Recoge su abrigo y se lo pone, ocultando de nuevo sus alas, comenzando a caminar.

Susurrando, una vez más, su propio nombre al viento.


___________________

Dibujo hecho por Tréveron, basado en un original de Deed

lunes, 15 de diciembre de 2008

Givin' up



Sé que much@s queréis que salte en la tercera dimensión del puente.

Otra vez será, chic@s, otra vez será...

sábado, 13 de diciembre de 2008

Hey, Guy!



Y ahora me voy a mi despacho a gestionar unas cuantas demandas...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Delivery



Ración de humildad con doble guarnición de "no te voy a volver a hablar en una semana", marchando...

x3

domingo, 7 de diciembre de 2008

Cup o' kindness



Sucedió.


Y hubo gran desconcierto...

viernes, 5 de diciembre de 2008

In the End




...


...


...


Eh, que lo pillé...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Chopper



GaaraJavi sigue entreteniendonos con su... ehm... con su... uh... por su... ...

...


GaaraJavi sigue entreteniendonos.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Fishie-Fish



Podría haber pasado, ¿verdad, Pic?. Podría haber pasado...

domingo, 30 de noviembre de 2008

Pinning



Chapas... Donde tus gustos, un espacio desaprovechado y las ganas de comprar cosas inútiles confluyen...

viernes, 28 de noviembre de 2008

10th



Pues sí, el 28 de Enero, para ser más precisos. Y hoy hace de eso exactamente diez meses.

Qué decir... Estos meses han sido un antes y un después en mi vida. Mi vida era una montaña de escombros y yo era alguien demasiado perezoso como para siquiera plantearme el barrerlos, y mucho menos reconstruirlos. Pero, como suele decirse, uno solo necesita a veces que alguien le arree un buen golpe de algo llamado realidad.



El comienzo también fue un puñetero caos, para qué nos vamos a engañar. Pero uno tiende a sospechar cuando las cosas no empiezan así. Hacerse el uno al otro es el punto de partida del resto de nuestras vidas. Y la meta queda bien lejos.



Con el tiempo las cosas se fueron asentando, y es en esos momentos cuando te das cuenta de que eres realmente feliz. Yo, personalmente, me di cuenta de ello cuando vi que podía sacar, junto con ella, mi lado más niño sin ningún tipo de reparo. Al fin y al cabo, todos somos tan niños como queramos ser.



Pero claro, somos dos personas distintas con dos cabezas distintas (lo cual es una lástima; si fuéramos dos personas con una cabeza ganaríamos mucho en el circo y tendríamos la vida resuelta) y como tales a veces chocamos. Es aquello que se suele decir de “los hombres somos de Marte y las mujeres de Venus”, pues más o menos así.



Ella siempre me dice lo mismo: “Si no discutiéramos probablemente es porque alguno se está callando algo”. Y creedme, eso le pudre a uno por dentro. Y si realmente existe esa palabra de cuatro letras que empieza por A y acaba por revolverte las entrañas, todo se acaba solucionando. Porque, personalmente, me basta una mirada suya, un gesto, un mísero toque al móvil, una sonrisa...



... para que sólo existamos ella y yo en este mundo.

Y generalmente, como el niño caprichoso y simplón que soy, no necesito nada más para ser feliz.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Stylus



Ay... la juventud y sus drogas...

Por sierto, esta es mi entrada numero 150.

Que cosas, eh? :3

lunes, 24 de noviembre de 2008

Starvation



Si queréis culpar a alguien por esto... culpad a mis padres.

O a la sociedad.

O a internet.

O a los pokemon.

Hay mucho donde elegir...

sábado, 22 de noviembre de 2008

Blockbuster



Este hombre sí que es incombustible...

jueves, 20 de noviembre de 2008

Lacking [EDIT: MEME]





Sucedió de verdad...

...


...


...


Ella se lo buscó, ¡hmf!


[EDIT: MEME]

Cuan grande ha sido mi sorpresa al ver que Silvana me ha lanzado un Meme, que me ha resultado tan curioso que no he podido evitar hacerlo inmediatamente. Aquí paso el copy-pasteo:

1.- Mostrar mediante una imagen (buscada o fabricada por cada cual) lo que consideran es el verdadero origen de los niños. Pero, ojo!: Debemos mostrar sólo 'la verdad', no la mentira que nuestros padres nos dijeron de que los niños nacen de la pancita de la mamá. ¿Qué pasa, que ahora resulta a que a las mamás las rellenan como a un pavo para la cena de Navidad? ¡Que no, hombre, que no! ¡Eso no tiene sentido! ;P



2.- Se tienen 3 días para hacer el meme y este debe de pasarse a tres personas.

Y 3.- ¡¡IMPORTANTE!!. Envía un correo a:


YOGUR@orangemail.es

o a

gpunonuncasabe@gmail.com


cuando hayas realizado el post, pues nosotros (Gaby y Yogur) recopilaremos posteriormente todas las imágenes en unas tres semanas a partir de la puesta en marcha del meme.



En esta entrada (Y en la del blog de Gaby), y hasta que termine el plazo, añadiré los enlaces a los diferentes posts de cada participante para que les echéis un vistazo y así no repitáis fotografías.


Y allá que mi rápida y fulgurante mente, dada mi (junto cn la de Deed) condición de Friki, ha deducido que un muy posible origen de los niños sería el siguiente:


El Verdadero Origen de los Niños:


No creo que se requiera mayor explicación...

Y a continuación, lo más divertido de todo... ¡¡ASIGNACIONES!! Allá van:

Deed (admítelo, no te ibas a librar xD)

Secun (la respuesta de este nombre no va a tener precio...)

Y el siempre ingenioso y dicharachero Koopa

Ea, ha estado chulo... :P

lunes, 17 de noviembre de 2008

The Nether, Chapter XV: Oblivion (II)

Nahara estaba abrumada. Sobrepasada por la situación. El nebuloso e indefinido ente ante quien se encontraba se había presentado con cantidad de nombres, pero en ninguno de ellos había mostrado tanta vehemencia como de la que había hecho gala con el último de ellos: se había presentado como el mismo Olvido.

Aquel ser flotaba indiferente, sin ninguna expresión en un rostro careciente de facciones. Aguardaba la respuesta de Nahara a su proposición, aun con la mano extendida hacia ella. La Bianco observó aquel gesto y, percatándose de que el ente parecía hablar totalmente en serio, se alejó unos pasos de la orilla del Mar del silencio.

- ¿Por qué te has presentado ante mí si ahora te alejas? – dijo el Olvido, con su siseante voz ambigua; a pesar de la indiferencia implícita en ella, el ente sonaba contrariado.

Nahara, estupefacta, seguía observando incrédula a aquella encarnación del destino definitivo de los humanos, del último límite, más allá incluso de la potestad de Nocheeterna o Guardaluz.

- ¿Qué eres...? – preguntó la Bianco, demasiado estupefacta como para valerse de la cortesía en sus nerviosas palabras.

El ente bajó por fin la mano. De nuevo Nahara pudo comprobar que cada vez que aquel ser se movía era como si la parte que se desplazaba se disolviera en la niebla para materializarse allá donde su voluntad lo requiriera.

- No suele haber Nero que se acerquen al Mar sin buscar mi ayuda...– comenzó a decir el Olvido, con un tono de voz enigmático en ambas voces que usaba simultáneamente cuando hablaba.

- ¿A qué te refieres con...?

Nahara no necesitó terminar la pregunta, y el ente no ofreció respuesta. La Bianco se limitó a mirar a su alrededor, empapándose de nuevo de ese empalagoso y asfixiante silencio. Era evidente que la ayuda a la que se refería el Olvido era formar parte de ese silencio para siempre.

- ¿Y qué se supone que eres tú? – repitió Nahara con algo más de convicción; al parecer, ese ser lo haría nada sin su consentimiento.

- Hacia mi seno fluyen las almas de todos aquellos que caen más allá del terreno de los ya caídos. – comenzó a decir; la cacofonía de sus voces añadía un atisbo de desesperación a su, por otra parte, calmado susurro – Todas ellas confluyen en este lugar – dijo, señalando hacia la inmensidad del mar – Sus recuerdos, sus experiencias, opiniones, conciencias; aunadas y disueltas en una armonía infinita. La individualidad se pierde, y ahí es donde emano yo, como residuo antrópico de las almas acumuladas aquí desde el principio de los tiempos.

- Pero eso es... – interrumpió Nahara.

- Lo imposible no existe cuando cuestionas la eternidad. – se adelantó el Olvido.

- ¡Ninguna mente existente podría soportar ese peso! – exclamó la Bianco - ¡Es impensable!

- Yo no existo. – sentenció – Soy sólo el residuo remanente de la humanidad, y mi mente se extiende a lo largo y ancho del Mar del Silencio. En mí, las almas sabias se disuelven junto con las ignorantes, complementándose sin dejar de comprenderse. Las experiencias adquiridas se unen para alimentarse mutuamente de la manera más insaciable concebible. Las emociones se amortiguan hasta que finalmente se disipan al anularse mutuamente, dando lugar a una estabilidad inquebrantable. Las opiniones opuestas son obligadas a coexistir para siempre, a entrelazarse, a doblegarse la una a la otra para formar parte de la paz que representa haber terminado de existir definitivamente.

Nahara necesitó unos segundos para asimilar toda aquella información. El ente se limitó a observar mientras lo hacía, sin inmutarse al gozar de una paciencia literalmente infinita. La Bianco comenzaba a entender por qué Dimahl la había enviado allí. Quizás para comprender que, tras el infierno que supone la estancia en el territorio de los Nero, al final del camino se puede hallar algo de paz. La disolución con el resto de la humanidad, formar parte de la misericorde eternidad; parecía un final digno para alguien que haya llegado al final de su camino, incluso cuando ya ha cruzado el umbral de la muerte.

Era evidente que si el Juez propiciaba el envío de un alma a Nocheeterna, ésta merecía ser castigada convenientemente. Pero si tan solo supieran que realmente había un fin a su agonía su desesperación amainaría y no se verían abocados al abismo de la locura que despierta aquel lugar. A pesar de todo Nahara encontró consuelo en esa idea, incluso ante la estupefacción que despertaba estar en la presencia de la personificación del final de ese camino.

- Parece ser que he cumplido con la razón por la cual has acudido a mi presencia. – rompió el silencio el ente – Debes marchar. No forma parte de la naturaleza de este lugar que exista diferencia patente entre la consciencia y el Olvido. No debes estar aquí. – concluyó con rotundidad.

- Entiendo – dijo Nahara con cierto pesar – Gracias.

Era curioso. La Bianco sentía que no había sentido más que pesares desde su entrada al abismo de Nocheeterna.

Se dio la vuelta, disponiéndose con resignación a recorrer el camino de vuelta. Volver a atravesar el espeso y agobiante silencio para regresar a la macabra armonía compuesta por los alaridos de los reos.

- Un momento – oyó tras de sí.

El Olvido no se había movido de su posición, erguido sobre el Mar del Silencio como si un alma atormentada intentase escapar de una ciénaga de espeso lodo blanco. Algunas hebras de niebla manaban de la superficie que rodeaba la zona donde debería tener las piernas, arremolinándose hasta la altura de su regazo.

- Hay poco que no sepa, teniendo a mi disposición las mentes de las infinitas almas de las almas que han llegado hasta mi desde que el tiempo es tal. Y por ello me suelo ver en la necesidad de plantear preguntas. Pero tú no me has contestado a la primera pregunta que he lanzado en eones.

“¿Por qué te has presentado ante mí...?”

- Me han enviado. – respondió Nahara sin darle importancia.

Más líneas de blanca niebla se unieron a las que ya nacían de la superficie, a su alrededor. Sendas hebras reptaron ágilmente hasta sus manos, arremolinándose y tomando forma esférica. El ente cerró sus manos y éstas desaparecieron. Tras unos instantes de silencio, habló de nuevo.

- No encuentro la necesidad de que alguien envíe aquí a otro alguien. – dijo – Lo cual me lleva inevitablemente a otra pregunta: ¿Quién te ha enviado aquí?

Nahara observó al Olvido, dubitativa. ¿Debía decirle la verdad? Se tomó unos instantes para sopesar sus posibilidades, aprovechando el hecho de que al ente no le importarían unos insignificantes segundos dada su condición de ser eterno.

Realmente, la Bianco dudaba de que las consecuencias de decirle la verdad fueran a engullirla, ya que el ente no podía abandonar el Mar del Silencio y rara vez nadie que no hubiera sido reducido a su forma nebulosa visitaba aquel lugar. En cualquier caso, mencionar a Dimahl no era una baza demasiado segura en ningún caso, ya que hacerlo podría acarrear consecuencias para ambos.

- Un Nero – respondió por fin, con cautela.

- Su nombre – atajó el Olvido.

Nahara se vio acorralada. Inconscientemente dio un paso hacia atrás.

- Dimahl – dijo, rindiéndose con un suspiro; seguía pensando que era terriblemente improbable que el decírselo al ente pudiera llevar consecuencias que la llevaran a arrepentirse.

La mención de aquel nombre provocó una extraña reacción en el Olvido. Como ya había visto varias veces, un par de líneas de niebla se arremolinaron en sus apenas definidas manos, pero esta vez la cosa fue más allá. Más hebras de niebla pugnaban por alcanzar sus manos hasta el punto en que, saturadas, rodeaban toda la superficie de su cuerpo, penetrándole a la altura del pecho y la espalda, atravesándole.

- Dimahl... – susurró con su voz ambigua.

- ¿Sabes de él? – preguntó la Bianco con curiosidad.

- Ese nombre despierta... – se tomó un segundo de pausa, retirando su cabeza hacia atrás, como tomando aire – ... sensaciones. Multitud de ellas. Y todas confluyen en un punto. Ese hombre no es digno de confianza.

Nahara hizo algo parecido a una risa forzada.

- Sí... eso tengo entendido...

- No. No lo entiendes en absoluto.

Ella le miró, intrigada, contrariada. Asustada. Algunas líneas de niebla aun giraban alrededor del ente.

- ¿Cómo dices...?

- El trabajo de un Nero es castigar durante todo el tiempo que le sea posible, en función de los crímenes que haya cometido el reo en cuestión. Matar es algo que, pese a que les está permitido, debe de ser la última instancia que un guardián de Nocheeterna deba tomar. Y nadie, absolutamente nadie ha sobrevivido a un encuentro con él. Todas las almas de reos que se han cruzado en su camino han terminado aquí, rechazando la posibilidad de regresar y volver a toparse con él. Ni siquiera los Nero renegados son tratados de manera diferente por él.

- ¿Y alguien sabe por qué?

- Tan sólo el propio Dimahl. Solo puedo decir que siempre tiene la misma sonrisa cuando ejecuta.

- Su sonrisa... – aquella sonrisa socarrona; la recordaba muy bien.

Nahara no sabía qué decir. Volver a buscarle para que le diera una explicación para algo tan aparentemente irrelevante era demasiado peligroso. El Olvido había conseguido inquietarla y la intriga, como un veneno manado de su acelerado corazón, se había extendido poro su cuerpo con rapidez. Empezaba a sentir la necesidad ya no tanto de comprender Nocheterna sino de comprender al mismo Dimahl. Fue él quien propuso el trato que la había llevado hasta ahí, esgrimiendo su argumento de que Bianco y Nero solo vivían con media verdad. Y Nahara empezaba a dudar que ese fuera la verdad.

Ignoraba qué podría buscar un Nero en Guardaluz, aparte de la razón por la que, aparentemente, Nahara había sido convencida. Hacerlo por simple diversión era una idea demasiado descabellada e imprudente hasta para un Nero. Incluso para Dimahl.

La Bianco ignoraba cual debía ser su siguiente paso. Estaba lo suficientemente cansada de aquella situación como para dejarlo simplemente todo correr y seguir vagando por Nocheeterna hasta poder volver a Guardaluz. Y así poder olvidarlo todo.

- He de irme – dijo, y comenzó a retroceder.

- ¿Por qué te envió a este lugar? – preguntó el ente cuando apenas hubo dado dos pasos.

Nahara le miró por encima de su hombro sin dejar de avanzar.

- Para intentar comprender este lugar.

- No te preocupes, niña... – dijo, mientras la observaba alejarse y se volteaba – Una vez llegues a mí lo entenderás.

- ¿El Olvido para entender a Nocheeterna? – preguntó con sorna, sin dejar de avanzar.

Ambos estaban de espaldas el uno de el otro, y Nahara se alejó lo suficiente como para no oír la respuesta del ente.

- El Olvido para comprenderlo todo.



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Dimahl y Nahara, por Deed

sábado, 15 de noviembre de 2008

Feces



¿Verdad que sería divertido que hubiera ocurrido realmente?

¡Mucha mierda a todos!

(Próxima actualización: Capítulo XV de The Nether)

jueves, 13 de noviembre de 2008

Cowboy



Mi campaña para esparcir por doquier quizás los últimos reductor de la sabiduría humana no terminará nunca...




Salvo si me muero, si me muero acaba fijo.

martes, 11 de noviembre de 2008

Noob



Sí, es cierto.

Secun solo sonríe cuando hay mutilaciones de por medio.

domingo, 9 de noviembre de 2008

[IFS] Wedding in Blood I: The Wife

Dibujo: Mirian Frías Ferrer (Deed)
Relato: Andrés Antonio Martínez Bertomeu (Tréveron)


Cualquiera hubiera dicho que aquella noche el viento soplaba como si nada. Que el plomizo y encapotado cielo no ofrecía ningún cambio en un bosque en el que las ramas se agitaban o en el que los animales acechaban como todas las noches.

Sin embargo, algo había cambiado en el aire nocturno.

Se trataba de un bosque antiguo cuyos bordes, a pesar de verse reducidos paulatinamente por el desarrollo de la urbe que lo corroía, seguía erguido y orgulloso, con sus robustos robles e imponentes secuoyas. Un estrecho riachuelo filtraba su fresca y límpida agua hacia las sedientas raíces del manto verde que cubría todo el fértil suelo boscoso. La ausencia de la luz lunar causada por el impenetrable capote de nimbos creaban diversos matices de negro en los que las caprichosas sombras de los habitantes silvestres se deslizaban raudas a través de la oscuridad reinante.

Pero había un árbol en el centro del bosque. El cadáver de un árbol. Rodeado por vainas de zarzales espinosos, anchos como maromas, ningún animal se atrevía a refugiarse bajo sus ramas. Ni tan siquiera el viento dejaba de sentir cierto recelo al acariciar su podrida madera. Porque hace mucho tiempo, más tiempo del que nadie se atrevería a recordar jamás, ese árbol fue maldito.

Y ese algo en el aire, ese cambio imperceptible, despertó a la maldición.

El árbol crujió. Una fuerza lenta pero imparable abrió un enorme hueco en uno de sus corroídos nudos, y dos luces de un color esmeralda refulgentes iluminaron la noche. El suelo se estremeció a medida que, con un extrañamente silencioso estallido de infinidad de astillas, la oquedad se agrandó hasta permitir la salida de aquello que habitaba en ella.

Una cabeza de mujer, con esas luces de un intenso verde brillante como ojos, se asomó por el agujero recién abierto del árbol y miró a su alrededor. Miró el oscuro bosque y el grisáceo cielo que ocultaba la luna y profirió un sonoro y prolongado suspiro de decepción.

Ella, la Primera de las Esposas, siempre había sido una mujer arrogante y esperaba un recibimiento a su altura.

El brillo de sus ojos se intensificó y el aire pareció temblar, presa de un pánico tan invisible como imposible. Su resplandor iluminaba allá donde la Primera posara su mirada, devolviendo reflejos de un bosque verde envejecido y oscuro. Las bestias y pequeños animales que no osaron quejarse al ser descubiertos. No hubo aullidos, graznidos ni gemidos. Y ninguno quiso permanecer cerca de aquel brillo que, lentamente, se dirigió hacia el cielo.

La mujer entrecerró los ojos cuando, airada, observó la espesura nubosa. El brillo se intensificó aun más, y allá donde iluminaba las nubes se disolvieron, creando un pequeño charco de luz perlada que se derramó sobre ella. Únicamente sobre ella.

Solo entonces se permitió sonreír.

Sus labios eran carnosos y rojos como rubíes opacos. Sus cabellos eran del color de las brillantes llamas del infierno. Su piel era suave y blanca como la más trabajada de las porcelanas. Pero su vestido no permanecía intacto a las inclemencias del paso del tiempo. Antaño limpio y ornado con finos bordados y encajes, el apolillado atavío de la Primera Esposa estaba ahora mugriento, sucio y cubierto de polvo. Las joyas que acariciaban su delgado cuello de garza y que se perdían por su sugerente escota hacía tiempo que habían perdido su brillo. Las rosas frescas que conformaban los sendos broches que sujetaban su agujereado velo habían enraizado, dando origen a las espinosas vainas que no solo se habían extendido por todo el árbol, sino también a lo largo de todo el cuerpo de la Primera.

Empujó. Quería salir por fin del interior de aquel carcomido capullo de madera. Las espinas de las zarzas se hundieron en la carne de su pecho y en su rostro, pero su rostro no se contrajo. No había dolor o, al menos, no uno que no esperara, que no deseara. El dolor que presagiaba aquello que debía acontecer. La sangre comenzó a manar de las pequeñas heridas. Al contrario de lo que pudiera parecer, lo hizo con la tibieza de la sangre que corre por las venas de cualquier persona.

Pronto sus zapatos de tacón blancos se hundieron en la húmeda hierba y el fango. Siguió caminando hasta que la ennegrecida y larga cola de su vestido emergió del árbol. Las sombras a su alrededor se arremolinaron y alteraron, presas de la inquietud que desprendía aquella mujer cuyos ojos partían las tinieblas de la noche con un resplandor esmeralda. Sintió la sangre correr por la superficie de su cuerpo y tomó una de las gotas que corrían hacia su escote con un dedo.

Una sonrisa infantil se dibujó en su rostro mientras se llevaba ese dedo a los labios para saborear la cobriza ironía del acontecimiento en ciernes. Había comenzado con sangre, y con sangre acabaría.

Léredith era el nombre de la Primera Esposa, y debía despertar al resto.

La Boda de Sangre iba a comenzar.



He aquí la primera entrega de mi SERVICIO DE FANARTS INVERTIDO, que a su vez es el primer capítulo de una serie de nueve dibujos, todos ellos con Deed como autora. ¡Espero que os haya gustado y os anime a participar!

sábado, 8 de noviembre de 2008

Not to forget at all

El año pasado fui al Salón del Malnga número XIII. Fue genial. Divertidísimo.

Pero como el de este año...

Lo primero es lo primero. Nadie que (o poca gente que) se tercie va a este evento sin lo que comunmente se denomina como "cosplay" ("cosplais" para los padres). Pues bien, el nene ha ido este año de éste personaje:




Y el resultado, a grandes rasgos, después de compras, pintarrajeos y teñimientos, fue el siguiente:



Ups... no, ese no...



¿Y a quién le debo mi impecable peinado y mis sexys (súper sexys, de hecho) tatuajes?

Pues a mi CHURRI que iba cosplayada de Rangiku Matsumoto:



...con esa peluca NARANJA RADIOACTIVO

, tan lustrosa ella.

Pero bueno, no fuimos solo nosotros dos, éramos varios más (múltiples, incluso).

Aquí tenemos a Rubé, cosplayado de Hitsugaya, pagando el hotel con su "VISA SEIREITEI" (para todo lo demás...)




Aquí tenemos a Javi, que iba de shuhei. La verdad es que iba bastante bien. Aquí tenemos una foto juntos:




...


...


...


Cielos, volví a equivocarme...

Javi es este...



...


...


ESE BILLETE DE 20 EUROS QUE LLEVA EN EL CUELLO NO ES MÍO, ¡¿VALE?!

En fin...

Aquí tenemos a Corama (A.K.A. Judith) que iba de Orihime, muy mona ella con sus brochecitos, su bolsito y sus cositas (¡oighs!):



Seguimos con féminas. Aquí la novia de Rubén, Atenea (no es su nick, se llama así; lo aviso porque yo también lo pensé) que iba de Rukia Kuchiki. Aquí la vemos abrazando el bolso de Orihime:



Ahora pasemos a un par de cosplays cuasi-perfectos. Eric, que iba de Gin Ichimaru (jodidamente idéntico, me permito añadir):



Pote, que iba de Shunsui



Aquí tenemos a Jose y su novia Mery (o Mery y su novio Jose, no quiero cabrear a nadie xD) cosplayados de Kempachi Zaraki y de Yoruichi, respectivamente:




Aquí paso a presentar a Sara, que iba cosplayada de una Arrancar cuyo nombre no recuerdo y prefiero no investigar porque me tragaría un SPOILER de esos que hacen época (lo siento Sara x( ):



Y aquí su noviete, Adri, que iba de Grimmjoe Jaeggerjack:



Una auténtica lástima que no se le quedara bien la máscara de Arrancar en la cara, porque era genial...

Lidisan iba de Soi-Fong, e iba CLA-VA-DA:



Por aquí anda Maribel, cosplayada del Arrancar Halibel (sí, riman, se cosplayó esencialemtne por eso xD):



(Cada dos por tres le decía que con las coletitas iba muy mona xD)

Y Tóbal, que iba de Aizen, también clavao:




Huelga decir que éramos un grupo bastante nutrido de Bleach.



Los flashes llovieron, apenas podíamos movernos. Fue brutal.

Pero he de hacer varias menciones especiales.

La primera de ellas es para Koopa.

Sí, sí, ESE Koopa.



Un gran caballero, mejor persona de lo que me imaginaba.

De hecho, era más persona de lo que me imaginaba...

El encuentro de ambos fue... más o menos así:



¿El resultado, preguntais?

ESTE



Además, mencionar que Koopa es el mejor para sujetar las cosas mientras nos hacían las fotos :P

Ahora una mención también especial para el autor de esto:



Donde "esto" es la espada, capullos xD

"Zabimaru", la espada de Renji, encargada e impecablemente elaborada por CLoud, el caballero cosplayado de Auron de esta foto:



El resultado fue inmejorable, como habéis visto.

Oh, también hizo a "Haineko" la espada de Deed, pero eso nos da igual a todos... xDDD

¡Y cómo olvidar a Elf, nuestro Urahara y conocido de los dos anteriores!



(el caballero de la izquierda de esta foto, seguido, a su derecha, por Koopa)

Y bueno, también tuvimos vivencias fuer del Salón. Sin ir más lejos, aquí tenéis una foto de Cloud y mía apalizando a Koopa por haber mentado a Sephiroth.



Pero bueno, lo retiró, dijo que Seph era Dios, se arrodilló pidiendo clemencia, y luego nos hicimos una foto de mini-grupo, en la que también aparecen Pic y su novio-ninja, Jorge:



¿Y recordáis toda esa gente, cada año más, que se planta delante de ti en el Salón con un cartel de "REGALO ABRAZOS? Pues servidor ya estaba hasta los güitos de ellos...



En fin... pero todo terminó... En la estación hicimos cuantas fotos pudimos, en grupo.



(un wallpaper excelente...)

Y me cuesta mucho contener las lágrimas después de ver esta foto, con mis dos relativamente nuevos y grandes amigos, que me regalaron momentos que nunca olvidaré:



Y el tren partió... muy a nuestro pesar... Bueno... eso siempre nos afecta un poco.



En fin... poco más hay que contar... Vi también cosplays ajenos al grupo que estaban bien, pero no acabaría nunca ^^'

Un fin de semana para no olvidar, de esos que los acabas y dices:



Un abrazo a todos, chicos. En serio que fue algo increíble.

...


...


...


Qué cojones...



Ostiayá...