No grave will hold me...

No grave will hold me...
Os estoy vigilando...

jueves, 26 de noviembre de 2009

My Twilight

Breves palabras del autor: Efectivamente vuestros temores se van a, el título no está errado. Pone "Mi Crepúsculo". Y es que el otro día estuve pensando: "¡Hey! ¿Y si Stephanie Meyer no se hubiera pasado el concepto de Vampiro por el forro?". Así que me decidí a escribir una historia de amor con Vampiros VAMPIROS, y no maromos que se despixelan cuando les da la luz. No se trata en absoluto de un plagio, ya que, de hecho, no es uan hstoria de amor entre humana y vampiro sino entre humano y vampiresa (que, por cierto, señores traductores de la Señorita Meyer, es VAMPIRESA y no vampira) y los personajes no tienen nada que ver. El relato de marras está en dos entregas, para no atragantaros y crear algo de espectación. Ah, y en principio perdón si ofendo a alguien (que lo dudo...). Sin más dilación, desea que disfruten...









El Autor.
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Ya no sé cuánto tiempo llevo en el espejo mirándome el cuello. Mi mente ya no sabe discernir si lo que ha ocurrido está bien o está mal, o si ha ocurrido tan siquiera. Y mi corazón intenta convencerme como un perro que le ladra a la Luna. Ladeo la cabeza para que la piel alrededor de las dos heridas pequeñas y circulares se estire y me duela, para recordar aquel momento y cómo llegué a él. Creo que lo llaman memoria sensorial. Funciona.

Mis padres fallecieron en un accidente de avión hace unos años, así que me quedé a cargo de mis dos hermanos menores, de doce y siete años. Trabajo a jornada completa en una carnicería cercana a mi casa, lo cual permite que recoja a mis hermanos, les lleve a casa y les prepare la comida. Por la noche, tras prepararles la cena, acudo a una escuela nocturna donde estudio un ciclo de enseñanza superior de informática. Podéis suponer que llego extenuado a mi casa sin apenas tiempo para dormir pero, aun a riesgo de que suene a cliché lacrimógeno, verles dormir tranquilamente me recuerda por qué hago lo que hago.

El caso es que, desde hace ya algún tiempo, había una razón más. Hace algunas semanas entró a mi clase una mujer. Siempre se sienta detrás, si bien el aula no es demasiado grande, con la aparente intención de no llamar la atención. Pero su rostro estaba hecho, precisamente, para llamar la atención. Su piel era blanca como la porcelana pero sin llegar a ser enfermizo, unas pecas anaranjadas moteaban su nariz y sus mejillas. Sus ojos eran enormes, castaños y penetrantes. Y aunque solo me ha mirado un par de veces de soslayo, fue capaz de hacer que mi corazón se saltara un latido. De vez en cuando dejaba caer mi lápiz, o mi goma de borrar para poder observarla. No suele maquillarse en exceso, pero cada día viene con los labios pintados de un color rojo intenso que contrasta a la perfección con la suavidad de sus rasgos. No mueve mucho la boca cuando habla, pero no puedo evitar quedarme embelesado mirando cómo movía sus labios con suavidad.

No había sido capaz de acercarme a ella más allá de lo que me permitía el entorno del aula que compartimos. Me decía a mí mismo que era porque en mi situación actual no me podía permitir llevar una relación. Sin embargo, muy dentro de mí, sabía que era porque aquella mujer me abrumaba y yo era demasiado cobarde.

Por eso sentí un escalofrío que me puso la piel de gallina cuando oí su voz diciendo mi nombre a la salida de clase.

- ¿Richard?

Me di la vuelta demasiado rápido, tuvo que notarlo. Aun sonrío cuando lo recuerdo. Aun lo hago…

- ¿Sí, Anne Marie?

Ahí estaba, me miraba con aquellos ojos mientras jugueteaba con su largo pelo ondulado y castaño. Demonios, no podía apartar los ojos de sus labios.

- Me preguntaba si harías algo mañana por la noche.

Estuve unos segundos en silencio, completamente en blanco. Como si una ventisca ascendiera desde mis pies mi sangre pareció congelarse, como el tiempo a mi alrededor. A saber qué cara puse…

- Yo… Eh… ¿Tú quieres quedar conmigo?

Se mordió el labio, bajó la vista y después colocó un mechón de su pelo tras su oreja. Parecía algo avergonzada. Oficialmente mis defensas estaban en un peligro muy grave.

- Me preguntaba si querrías venir a dar una vuelta por el barrio, ya sabes, soy nueva aquí y…

- ¡Sí, claro!

Debería haber tardado más en contestar, lo se.

En cualquier caso, mi barrio no es un lugar bonito. Está lleno de gente con problemas, como yo. Gente desesperada. Me hubiera encantado sugerirle ir a mi casa, pero no solo hubiera sido demasiado descarado, sino que mis hermanos no hubieran proporcionado un ambiente… romántico. Quedamos el día siguiente en la puerta de la escuela porque era posiblemente el único lugar que ambos conocíamos. Dios, estaba preciosa…

Llevaba una gabardina negra desabrochada, que dejaba ver una blusa de encaje rojo escotada y una falda hasta las rodillas de terciopelo negro. El sonido del tacón de sus botas cortas la delataba desde lejos. Se acercaba despacio a lo largo de la avenida, a pesar de que ya me había visto. Sus ojos se clavaron en los míos y, de repente, comencé a sentirme muy raro.

Su belleza era devastadora. Mientras se acercaba a mi sonreía con picaresca, como si me conociera de toda la vida. Aquella imagen convirtió mi cerebro en melaza al tiempo que seguía acercándose. Conseguí reunir algo de coordinación para mirar a mi alrededor; ver a alguien a lo mejor me ayudaba a recuperarme de aquella especie de alucinación. Sin embargo estábamos solos en aquella maldita avenida apenas iluminada por un puñado de farolas. Una carcajada risueña de Anne Marie me hizo volver a fijarme en ella con un sobresalto: ya estaba junto a mí.

Me miró directamente a los ojos, una vez más, mientras se mordía el labio. Joder… ya era suyo en aquel momento… Pero había algo más. Era cierto, estaba bajo el influjo de su belleza, pero el hecho de que era absolutamente incapaz de moverme iba mucho más allá de ser la metáfora de alguien enamorado. La reacción normal al sentirla tan cerca hubiera sido dar un paso atrás, y sin embargo, no era capaz. Y ella parecía saberlo.

Se acercó aun más a mí y me preguntó, con una voz tan envolvente como inquietante:

- ¿Te ocurre algo?

Yo cerré los ojos. Estaba ocurriendo algo que era incapaz de entender, y aquella mujer parecía, sin lugar a dudas, ser la causa. Algo me decía que algo terrible estaba a punto de ocurrirme. Mis hermanos… mis pequeños… ¿qué sería de ellos sin mí? Ahora mismo, mirándome al espejo, me avergüenzo de pensar que una parte de mi cabeza, una parte muy poderosa, pugnaba por dejarse llevar y caer en los brazos de aquella mujer. Pero el posible destino de mis hermanos si a mí me ocurriera algo era como un alud arrollador que se llevó consigo cualquier posible resto de lujuria que pudiera tener.

- Déjame ir, por favor…

Era incapaz de abrir los ojos. Aun así mi voz no sonaba a súplica, ni siquiera sé por qué. Sonaba con determinación. Sentía el aliento de Anne Marie cerca del cuello mientras me decía…

- Recházame una vez más.

Sentí sus labios humedecidos rozar la base de mi cuello. Mis piernas temblaron, titubeé, pero mi voluntad, sorprendentemente, no flaqueó.

- Qui… quiero que me dejes ir…

Paseó su lengua suavemente por una pequeña porción de mi cuello.

- Una última vez…

Entonces, apoyó sus dientes, como para rematar mi autocontrol dándome un pequeño mordisco. Sentí un escalofrío recorrer como un rayo todo mi cuerpo: sus dientes parecían más puntiagudos de lo normal. Me estaban haciendo algo de daño, pero sabía que eran capaces de hacerme todavía más. Mi mente, en aquel momento, voló a un a velocidad tal que por un momento me olvidé de por qué me estaba resistiendo. Sabía qué podía significar eso, pero mi cabeza me decía a gritos que era imposible.

Su increíble belleza, la manera en que parecía tenerme controlado. Ahora esto.

Leo mucho. Siempre que tengo lugar. Si esto lo estuviera leyendo en cualquier relato fantástico sabría al instante qué tipo de criatura está ante el protagonista. Pero cuando el protagonista fui yo la cosa cambia drásticamente. Obtuve fuerzas de flaqueza y, casi en un susurro, conseguí decir.

- Déjame marchar…

Fue como apretar un interruptor. Inmediatamente se apartó de mí. Inmediatamente pude moverme. Inmediatamente fui capaz de abrir los ojos.

Allí estaba ella. Sus ojos parecían contrariados y así lo confirmaba una boca entreabierta que dejaba ver unos colmillos anormalmente largos.

- ¿Qué demonios eres…?

Conocía la respuesta. Aunque ella no estaba dispuesta a contestar.

- ¿Cómo fuiste capaz…?

Inmediatamente después parpadeé y ella desapareció.

Me fui a mi casa renqueando, como si aun estuviera bajo el embrujo de Anne Marie. Llegué a mi casa algo mareado y, como hago siempre, vi a mis hermanos dormir durante unos instantes. Tal vez más tiempo del habitual. Aquella noche me costó conciliar el sueño.

Al día siguiente Anne Marie no fue a la escuela. Ni al siguiente. Ni el resto de la semana.

Yo seguí con mi vida. Fingí que nada había pasado por el bien de mi cordura y de mi familia. Pero la cosa, tal y como había previsto, no iba a ser tan sencilla. Pasó efectivamente una semana pero no la vi en clase. Volvía hacia mi casa, absorto, como siempre y, tras girar una esquina, me la encontré de frente.

Había algo distinto. Ella seguía tan hermosa como siempre, pero en sus ojos no me vi reflejado de la misma manera aquella vez. Su mirada era cándida, empática, y me hubiera atrevido a decir que denoté cierta culpabilidad.

Detuve mi caminar de repente. No sentí ningún tipo de embrujo esta vez. No más del habitual.

- Te he estado observando – me dijo.

En cierto modo no me sorprendí. No lo hice a pesar de que acababa de destrozar de un plumazo mis esfuerzos por olvidar lo que ocurrió, por olvidar lo que ella era. Una vez más mi razón se fue a paseo, pero no me sorprendí.

- ¿Y qué has visto? – dije tras un corto silencio.

- Te he visto volver del trabajo al atardecer. Te he visto arropar a tus hermanos para luego venir a clase. Pero, por encima de todo, te he estado mirando a los ojos.

- Tienes muy buena vista… – No sabría decir de dónde saqué las fuerzas para ironizar en un momento como aquel.

De nuevo hubo otro silencio en el cual nos dedicamos únicamente a mirarnos. No me apetecía ni me atrevía a mirarla a los ojos así que centré la mirada en sus labios. Eso no me ayudó nada.

- No has dejado de hacer una vida normal por el bien de los tuyos, a pesar de que tus ojos revelaban un conflicto interno posiblemente mayor que ninguno que hayas tenido a lo largo de tu vida – hizo una pausa –. Sabes lo que soy, ¿verdad?

No terminaba de creerme aquello que yo estaba a punto de pronunciar.

- Supongo que empieza por V.

- Continuará -

19 comentarios:

Jardius dijo...

Kiahhh!!! Mola! Mola! Yo quiero mas!

n_n

MOCO!

Silvana dijo...

Me encanta! A ver si llega la segunda parte! ;)

Por cierto, he encontrado una camiseta que te va a encantar ^_^

http://elojodelcuervo.blogspot.com/2009/11/por-el-tirillas.html

Belsan dijo...

Me mola mazo. Ya sé que no es difícil escribir algo mejor que Crepúsculo, pero lo has hecho muy bien. Me gusta el giro y la exactitud con la que has tratado el personaje vampírico.

Por cierto, soy yo o la vampiresa se parece un tanto a Deed...? ^^

Tréveron dijo...

¡Cielos, no!

...

¡Deed hubiera mordido y punto!

Light Shine dijo...

Hola, me ha encantado, pero yo tengo una pregunta,¿te has leído algún libro de la Saga de Crepúsculo? xDDD,simplemente es por curiosidad.

Tréveron dijo...

Sipe, el primero. Y admito que, lo más probable, es que me lea el resto. Sólo por curiosidad malsana xD

Keishou dijo...

Kyaaa!! *-* Esta genial el relato!! A ver cuando pones la siguiente parte! ^w^

Miguro dijo...

Te veo de escritor...en vez de biologo...

No, en serio, me ha encantado...Y respecto a Crepúsculo...Está visto que me la tendré que leer

Nixarim dijo...

No me gusta crepúsculo, no me llama la atención (nunca lo ha hecho)... pero este relatito merece mucha atención, mil veces más que el de la Meyer (in my opinion), y no lo digo por ser la novia del autor, es que, en serio, MOLA ^_^

(yo ya he leido la segunda parte, jijijiji... =p)

Y sí, yo hubiese mordido directamente XDDD Pero me ha gustado mucho el detalle de las pequitas ;)

Belsan dijo...

Por eso sospeché... Yo también me imagino a mi churri y a mí en fantásticas aventuras vampíricas XD

Bocaseca woman dijo...

Sin duda alguna has captado la esencia de Crepúsculo, jejejeje.

He de reconocer que los libros son muy pastelosos y repetitivos... pero... aún así... sí, me los estoy leyendo :$

No me juzguen >_<

lintu darkness cronwell dijo...

waoooooooo me encanta la verdad esta mil veces mejor q el de meyer, porq la verdad cuando lei el de meyer me dio un ataque de ira brutal y sueño a la vez, lo que me gusta del relato es la personalidad que le has dado a la vampiresa y que la historia no es tan cursi, ya quiero leer la continuacion!!!!!!

Noodle dijo...

Tengo la teoría de que Meyer ha vendido su alma al diablo para que sus libros tengan exito. Confieso que me los he leido todos pero no son la gran maravilla de la literatura moderna. Son libros mu' simples! y encima los demas son sosos y aburridos :_ El primero pues tiene su gracia pero los demas...

A todo esto, muy chulo el relato :3 quiero leer la segunda parte, jo :_
Deed, chivanos algo xD

Tsu dijo...

Guau, eso fue genial!! yo ya me rehabilité de la Crepusculitis (x_x) pero veo que ahora me va a dar algo con TU historia... MIL VECES mejor que la Meyer...

¡Conviértete en escritor y ya deja de hacer el imbécil! lol

Anónimo dijo...

Desde luego, eso sí es una historia de vampiros... Me mola, es muy realista y me gusta la descripción de las emociones de Richard.

Yo también me he curado ya, y lo mío ha derivado al odio XD

Tal vez algún día acabe el cuarto libro XD

Fheizhi dijo...

molaaaaaaaa *w* quiero la segunda parte!!! *w*

Valeria E. dijo...

-
Solo una queja: es muy cortooooooo, yo quiero maaaaaaaaaaas........

y Treverón, la curiosidad malsana mola, siguela por tu bien XD

Rei dijo...

Muy buen relato,tengo muchas ganas de leer la continuación. Y lo de humano/vampiro hembra(o mujer vampiro,que me mola más así)me gustó mucho,porque lo de humana/vampiro ya está mu manoseado(en mi historia,una de las parejas protagonistas es un humano y una vampiro)

Y respecto a Cacúsculo,debo decir que, por más ganas que le puse,por más abierta de mente que traté de ser con el jodío libraco,no hubo caso. Después de la parte del "vampiro fusionado con luces navideñas",mi cerebro dijo NO MÁS.

P. Josh dijo...

Treveron dixit: Sipe, el primero. Y admito que, lo más probable, es que me lea el resto. Sólo por curiosidad malsana xD

Por fin podré utilizar la frase que me aprendí:
Excusatio non petita, accusatio manifesta.
Ahí queda eso guapetón