No grave will hold me...

No grave will hold me...
Os estoy vigilando...

miércoles, 30 de julio de 2008

Apologies



Ehm... Ajiem...

Esto... Arriba las minorías y eso... ^^'

sábado, 26 de julio de 2008

Resident Trevviel



Sí... Es lo que veis...

Cada vez que no comenteis, un Trevviezombie sale de su tumba y muerde a alguien en una canilla.

Espera... Mejor cada vez que COMENTÉIS, un Trevviezombie sale de su tumba y muerde a alguien en una canilla...

Ahí queda eso.

miércoles, 23 de julio de 2008

Caught



En fins... Es lo que tiene el verano, que no me deja demasiado tiempo para escribir... Con todos los proyectos que tenía, chufas... :_3

Es más fácil hacer tiras (por lo menos para mí, dibujar simple es lo que tiene, que acabas antes xD) que marcarme un buen relato. Así que de momento, os dejo con otra más :P

Espero no decepcionaros... Aunque tampoco es que me quite el sueño ;P

Que no, tontos, que os quiero a todos (ajiem...)

Ala, a cuidarse

domingo, 20 de julio de 2008

Let's Teach



El link de marras es este


(Diox, esto iba a ser tan solo un comentario en su webcómic, pero es que lo vi demasiado claro... LO VI, MALDITA SEA!!!)

Aprovecho para comentar el hecho de que no solo me he comido el post número cien, sino que el pasado día 17 me comí el primer aniversario de este humilde blog. Manda güitos mi dedicación... xP A ver si se me ocurriera algo pronto aunque sea...^^'

Ala, a cuidarseme...

miércoles, 16 de julio de 2008

Sorrow

Un oscuro calabozo. Una amplia instancia de piedra, donde la humedad, el olor a salitre y el eco del sonido persistente de una gota de agua al caer continuamente parecen penetrar hasta en el alma. La vista del prisionero no puede vislumbrar más allá de la oscuridad, y tan solo puede oír los quejumbrosos alaridos lejanos del resto de reos y el tintineo de sus cadenas. Se halla cautivo por unos grilletes que se ciñen dolorosamente en sus muñecas sujetas a unas argollas clavadas en la pared. Las cadenas emergen de éstas y se adentran en la inescrutable negrura. Muchos esfuerzos fútiles por liberarse han conseguido que perdiera la esperanza. Arrodillado en el suelo, con los brazos en cruz, sujetos por los grilletes, al prisionero sólo le queda el dolor.

Ese sufrimiento que parece extendérsele desde el corazón con cada latido, helado como una ventisca, convirtiendo sus lágrimas en lo único cálido que parece haber a su alrededor, llevándose consigo cualquier resto de consciencia que encuentre, royendo la esperanza inmisericordemente y convirtiendo cada inspiración en una tortura. Esa miseria que nubla su mente con la espesa neblina de la horrible certeza de saber que ese sentimiento es lo único real que mora en su cabeza, poblándola con las perturbadoras imágenes de los recuerdos. Y en el interior de esa sensación que parece clamar a gritos la autodestrucción, él hizo que la oscuridad de la mazmorra se cerniera sobre sí, del mismo modo que hizo que las cadenas le aprisionaran. Y así es como consigue verle.

Dos ojos ambarinos aparecen de la inmensa negrura, pareciendo emanar una tenue luz, que intenta iluminar su alrededor. Se acerca, y consigo parece traer el tintineo de las cadenas de sus grilletes, que se agitan nerviosas. Una vez se encuentra lo suficientemente cerca, el prisionero puede verle con más claridad.

Un hombre alto y delgado, vestido únicamente con pantalones negros y anchos, le escruta, sonriendo ampliamente de manera siniestra. Ladea la cabeza a medida que se acerca, dejando que su melena larga, lisa, y de un color rojo intenso y brillante, cuelgue balanceándose suavemente. Las cadenas del prisionero parecían converger en los antebrazos de este hombre, así como numerosas cadenas más que parecían brotar de la misma oscuridad, dando la sensación de que él mismo está cautivo. Sin embargo, se mueve con total libertad. Éstas serpientes metálicas se elevan desde sus brazos hasta su cuello, rodeándolo y descendiendo por su pecho, cruzándose, para terminar abrazando su cintura.

Tras reír para sí, comienza a hablar.


- Ya llevas demasiado tiempo aquí... – tras pronunciar estas palabras, se oye el chirrido de unas bisagras cercanas, mientras una luz cegadora lame vanamente las tinieblas, dibujando la silueta de aquel hombre, de manera que solo se podía ver su contorno y el esbozo de un brillo en sus ojos.

Es curioso, el reo cree haber visto antes esa luz.

Se acerca con paso firme hacia el prisionero y, con un rápido movimiento, posa su pie descalzo a escasos centímetros de la cabeza de éste. Sosteniendo después sus cadenas con sus manos, tira de ellas apoyándose en la pared con el pie hasta que, con un estruendo, las argollas se desprenden de los guijarros que la sujetan. Un ruido metálico confirma que sus cadenas caen al suelo, libres de los grilletes. El cautivo mira los sendos cúmulos de eslabones junto a sus manos, a ambos lados y dirige su mirada a aquel hombre, interrogante.


- Eres libre de marcharte, si así lo deseas – le dice, con su inquietante sonrisa.

El prisionero, tras una cierta incredulidad, sonríe. Torpemente, debido al largo tiempo que ha permanecido en el suelo, se levanta, y comienza a andar hacia la luz, tapándose sus ojos parcialmente con sus manos para no dañárselos, pasando por debajo de las cadenas que se proyectan desde los antebrazos de ese extraño hombre que parece concederle su ansiada libertad.


- Pero antes, permíteme que te pregunte... – le interrumpe el carcelero, que le habla dándole la espalda – ¿Realmente es lo que deseas? – mientras habla, sonríe como una víbora.

El cautivo se detiene en seco. Su sonrisa se disuelve y permanece quieto, con un escalofrío recorriéndole el espinazo.

- Piénsalo... – comienza de nuevo - ¿Estás dispuesto a tener que sufrir el golpe de tener que volver, en contra de tu voluntad? ¿Dispuesto a abandonar el perpetuo consuelo de la oscuridad? – pausa su perorata unos instantes, sin dejar de sonreír, sintiendo el efecto de sus palabras en su antagonista, el cual se limita a escuchar en silencio – ¿Dispuesto a volver a sufrir el vacío de aquello arrebatado...?

El prisionero jadea, mientras una lágrima, más fría que las habituales, desciende por su mejilla. Las piernas le tiemblan hasta que, finalmente, le fallan. Cae de rodillas.

- Muy sensato, miserable... – continua hablándole de espaldas – Te acoges cobardemente al amparo de un calabozo que tú imploraste, atado por las cadenas del dolor que te niegas a abandonar... – toma al cautivo por la nuca y, con una facilidad que no debería ofrecer el hecho de que innumerables cadenas emerjan de sus antebrazos, le lanza contra la pedregosa pared que le ha contenido durante tanto tiempo.

Con la misma fuerza, recupera los grilletes del suelo y ase las muñecas del reo bajo ellos, clavándolos en la pared con la misma facilidad de antes. Sin mirarle a los ojos, el carcelero se inclina hacia el oído del prisionero, susurrando mientras éste vuelve a sentir esa cada vez más familiar y acogedora desesperanza:

- Eres libre de ser tu propio prisionero cuanto desees.

lunes, 7 de julio de 2008

C'mon, girls!



Tira dedicada a Lidi y Ali, que siempre están ahí, y, como no, a Miri, que parece que está ahí desde el principio ^^ (Por si no os habéis percatado, esta tira la he dedicado a Lidi, Ali, y Miri; parece un grupo Pop xDDD)

Y así concluye mi post número cien (APPLAUSE). He pasado de lo del wallpaper porque, aparte de que no ha habido una gran participation (¡¡¡OS ODIO!!!), no me apetecía tener esto parado tanto tiempo. Ya habrá algo con más tiempo para el post 200, que ya habré conquistado los estados de Missouri y Alabama. Tendré más fans para entonces.


Diox sabe que por su bien los tendré............................