Y con el mismo gesto de mano que Ella usó para crear el puñal, el Chico condenso la aún más lejana para él niebla hasta crear una espada de un blanco intenso. Ante esto, Ella pasó la mano por la hoja de su puñal, que aumentó hasta convertirse en una cimitarra de tamaño similar a la espada de su antagonista. Tras hacerla girar habilidosamente y apuntar con ella al Chico, caminó hacia él.
Entonces no se oyó nada más que el estrepitoso choque de metal contra metal, como los truenos de una tormenta en ciernes. Ninguno de los dos ofrecía cuartel, y definitivamente ninguno de los dos lo pediría. La niebla que les rodeaba de lejos parecía cernirse sobre ellos como se cernió sobre mi, hasta que ellos también se convirtieron en dos siluetas oscuras y difuminadas.
De nuevo caí de rodillas con los ojos fuertemente cerrados y con las manos en la cabeza, creyendo que ésta me iba a estallar. Las colisiones del metal de las espadas cesaron para cuando volvía abrir mis ojos, pero algo había cambiado. Ella, el Chico y yo ya no parecíamos estar en el mismo lugar, aunque la niebla aún persistía.
De nuevo caí de rodillas con los ojos fuertemente cerrados y con las manos en la cabeza, creyendo que ésta me iba a estallar. Las colisiones del metal de las espadas cesaron para cuando volvía abrir mis ojos, pero algo había cambiado. Ella, el Chico y yo ya no parecíamos estar en el mismo lugar, aunque la niebla aún persistía.
Ella y el Chico aún blandían sus armas, pero ambos se habían detenido, ante la visión de un brillante monolito de hielo que había surgido de la nada, y que se hallaba a unos diez metros de nosotros. Como bien pudimos observar, era de ese monolito del cual parecía surgir la bruma, que éste dibujaba en finas espirales trenzantes a su alrededor.
Los dos combatientes se miraron de repente con un gesto de sorpresa y preocupación, y ambos comenzaron a correr desesperadamente hacia aquella extraña estructura. Yo corrí tras ellos para presenciar qué era lo que les inquietaba tanto. Cuando logré alcanzarles ambos parecieron cargar contra el monolito, armas en ristre. Solo un momento antes de que las armas colisionaran contra el pilar de hielo pude ver que había alguien en su interior. Ella cargaba directamente contra él, y parecía que el Chico también. Sin embargo, pude darme cuenta que éste bajó su espada, apuntando al parecer a la base del monolito.
Y por fin las armas entraron en contacto con el pilar.
Y el tiempo se detuvo.
No podía explicar lo sucedido, pero mientras me movía para ver el resultado del ataque, resulta que yo era el único que se movía. Aun desconcertado, decidí acercarme hacia aquella extraña estructura, y hacia el pobre diablo que se hallaba en su interior.
Una vez más, la abrumadora verdad me hizo caer de rodillas, boquiabierto y con los ojos cubiertos de lágrimas.
Yo era quien estaba encerrado en la prisión de hielo.
Miré hacia los que, ahora estaba claro, intentaban atacarme y liberarme respectivamente. Y cuál fue mi sorpresa, cuando vi que ya no eran ni Ella ni el Chico: ambos tenían mi aspecto también.
¿Qué significaba eso? ¿Qué macabro fenómeno era este, que no hacía mas que imbuirme la mas absoluta de las desesperaciones?
Entonces un susurro familiar resonó dentro de mí.
“Ah, los sueños... Si te dejas perder en ellos no harás más que caminar en círculos encerrado en la prisión de tus deseos más profundos.”
Y desperté.
Estaba cubierto de un sudor helado y un desagradable escalofrío recorrió mi espalda. No obstante, desperté con una extraña claridad en mi mente: comprendía lo que había pasado.
Ninguno de los personajes de mi sueño eran reales, o al menos, no más de lo que lo era yo. La multitud que me ignoraba no era más que mi sentimiento de rechazo y soledad, que culminó con la aparición de Ella. La figura de Ella representaba la parte de mí que reconocía todos mis errores y me culpaban por ello, la parte más oscura de mí que sólo quería acabar conmigo. Por el contrario, el Chico, aquella parte de mí empeñada en salvarme y no hacerme caer al abismo de la locura. Aquella parte dispuesta a luchar por mi bien.
Y la niebla... La niebla no era más que mis recuerdos. Que nublaban mis sentidos, y que tanto Ella como el Chico usaron como sus respectivas armas. Ambos carecían de niebla a su alrededor porque ellos procuraban claridad de pensamientos: Ella aportaba la poca claridad que puede suponer el asumir mis errores como la esencia de mí; el Chico, por su parte, la de la esperanza de no temer a mi futuro, la de levantarme una y otra vez con determinación.
En cuanto al pilar de hielo, simplemente, era yo.
Una parte de mí quería acabar conmigo; otra parte quería salvarme.
Y así salí de lo que el Chico hubiera denominado seguro como la oscura “Cueva de los Recuerdos” y proseguí mi camino hacia el cada vez más frío horizonte.
6 comentarios:
para empezar, perdon por que me haya quedado tan corta esta parte...
:P
y para continuar anunciar que...
HABRA CUARTA PARTE!!! y sera probablemente la ultima, pero sus pido tiempo, ya que mi inspiracion es de la que se pillan lsa vacaciones al final del verano, para pillar menos gente...
en fin, espero que sus haya gustado!
:)
Weno pos como Andrés quiere q le comente algo...le "comento" q...
ME HA ENCANTAOOOOOOO :)
q ya me gustaria a mi escribir tan bien como tú...
q sigas contándonos historias tan interesantes como esta...
q me he leido to tu blog de una sentada y me ha enganxado muxo tu forma de escribir :D
y bueno, eso, q espero la continuación, q con tus historias incluso aprendo palabras nuevas >_<
NOTA: no sabia lo q era una cimitarra...vale reconozco mi ignorancia...
:)
TE ODIO!!
(escribelo ya, coñen) XD
caray, menudo giro en la historia... mola! no me lo esperaba ^^
ea, a ver para cuando la siguiente parte...
Pues en mi opinión, el que sea corto y tal y como te ha quedado queda genial en el ritmo de la historia y ayuda a transmitir la idea de "revelación" de esta parte.
Cómo mola!!! No se te ocurra tenernos en ascuas mucho tiempo ñe.
Esperando la continuación de esta fantástica historia. Madre mía me tienes con el corazón en un puño,jajaja; así que no te demores mucho,eh?
Besos cielo
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