No grave will hold me...

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Os estoy vigilando...

lunes, 26 de noviembre de 2007

The Nether, Chapter V: Just a Mask (I)

Dimahl se acercaba a Guardaluz.

A diferencia de Nocheeterna, no había ningún límite que te asegurara que entrabas, pero él lo estaba sintiendo.

Ya no había crepúsculo. El cielo brillaba con una intensidad que el Nero jamás podría haber aventurado. Caminaba sobre la cada vez más verde y mullida hierba con los ojos entrecerrados. Esos ojos negros que, acostumbrados durante tanto tiempo a la penumbra, se estaban resintiendo. Y eso era una lástima porque aquel lugar merecía ser observado: infinitos prados de un color verde esmeralda con flores de todos los colores imaginables; bosques de árboles tan variados e inmensos que sus copas podían cubrir el mismo cielo; lagunas y estanques de aguas tan claras como un espejo; y todo ello aderezado con una fauna distribuida de manera homogénea y en armonía con aquellos que poblaban ese edén.

Al igual que en Nocheeterna, había unas cuantas estructuras artificiales salpicando Guardaluz. Sin embargo, al contrario que en el territorio de los Nero, su arquitectura era extremadamente elaborada y exquisita. La primera que pudo otear Dimahl era un edificio blanco gigantesco de paredes lisas y con anchas columnas que sostenían es techo triangular. El Nero recordó la conversación con Nahara: “Quizás en la Biblioteca encuentre algo que nos pueda ayudar...”, suspiró, “No puedo creer que me hayáis convencido...” Dimahl sonrió y se echó para atrás en la silla de la taberna.

No tardó en comenzar a ver a los habitantes de Guardaluz: los inmaculadamente ataviados Bianco y los, al igual que en Nocheeterna, variados huéspedes. Dimahl no podía dejar de sentirse algo ajeno a todo aquello a medida que comenzaba a introducirse en aquel paraíso prístino.

Pero antes de que se introdujera en la escasa multitud, un ruido extraño sobresaltó al Nero.

- “¿Guau?” – interpretó Dimahl, deteniéndose y arqueando una ceja, extrañado.

El sonido volvió a repetirse. Dos veces. Y cada vez se oía más cerca.

- ¿Pero qué...? – miró a su alrededor y descubrió la fuente de ese sonido.

De una pequeña laguna cercana, una criatura cuadrúpeda corría hacia Dimahl, galopando con la boca abierta y la lengua fuera, ondeando al viento. Se trataba de un animal de tupido pelaje blanco, con una enorme mancha gris en un lado de su lomo. A cuatro patas medía casi un metro de altura, y corría a toda velocidad hacia el guardián moviendo su peluda cola. Dimahl, sorprendido por ese aparente ataque, adoptó una posición de guardia.

- Maldita sea, ¡Mi guadaña! – el Nero apretó los puños, echando en falta su arma. Miró a su alrededor rápidamente: nadie se había percatado de ellos.

Sus posibilidades ante un posible ataque de aquella criatura eran dos: transustanciarse en Nero para defenderse y delatarse estrepitosamente o pedir ayuda y quedar en ridículo. Ninguna de las dos opciones le gustaba en absoluto, y para cuando quiso pensar una alternativa, le bestia se había detenido ante él.

El enorme perro estaba sentado frente a él, moviendo el rabo con efusividad, con la lengua fuera y jadeando ruidosamente. El guardián se quedó inmóvil, desconcertado, mirando a los inexistentes ojos del animal, ya que se los tapaba su flequillo.

- Ehm... ¿Hola? – Dimahl habló casi por instinto, a sabiendas que obtener respuesta era obviamente imposible.

Como “respuesta” el perro gimió levemente ladeando la cabeza. El Nero suspiró dejando caer sus brazos hacia delante. “Empiezo a odiar este sitio...” murmuró.

- A ver, chucho – Dimahl señaló al perro al dirigirse a él. Éste levantó las orejas y guardó su larga lengua en su boca - ¡largo de aquí, estoy ocupado!

El animal se puso en movimiento una vez más, olisqueando los pies del guardián. Una vez hubo husmeado lo suficiente, se alzó sobre sus dos patas traseras, apoyando las delanteras en el pecho de Dimahl y ladrando ruidosamente.

- ¡Te huele el aliento, bestia inmunda! – el Nero retrocedió te inmediato con cara de repulsión - ¿¡Pero qué diablos te pasa!?

El perro siguió mirándole por debajo de su peludo flequillo moviendo el rabo con euforia. De nuevo, el guardián suspiró.

- Esto es una pérdida de tiempo... – se dio la vuelta y reemprendió la marcha.

Muy a pesar de Dimahl, el perro no dejaba de seguirle. A través de los floridos campos de Guardaluz, el animal no dejaba de correr a su alrededor, ladrándole y llamando su atención.

- Maldita sea...

El Nero apretó los dientes mirando a su alrededor: el perro no sólo había conseguido llamar su atención, sino la de todo aquel que les rodeaba. A cada paso que daba más y más ojos se clavaban en ellos. Los de las almas residentes de Guardaluz, con curiosidad. Los de los Bianco, miraban de manera inquisidora. Dimahl se veía obligado a bajar la mirada demasiado a menudo para ocultar sus ojos al resto de guardianes. Pero algo iba mal: el perro había dejado de ladrar, tan solo le seguía, y cada vez más Bianco le miraban de manera acusadora. Apenas levantaba los ojos del suelo, eso no le podía estar delatando. Entonces, ¿por qué...?

De repente, Dimahl se detuvo en seco, sorprendido de su propia estupidez. Sus ojos, abiertos como platos, miraban el vacío más absoluto, ya que una idea apareció en su mente, ocupándola por completo. Una idea arrolladora como una tromba.

“La cicatriz...”

No se había molestado en ocultarla. No sabía como justificarla ante los demás. Nahara no le advirtió. Había sido descubierto sin tan siquiera haber empezado.

“No... No... ¡No!”

Miraba con nerviosismo a su alrededor, donde cada vez más ojos se clavaban en su rostro marcado. Sabía lo que les ocurría a aquellos que desobedecían decretos del Juez, y él había faltado al más estricto de todos. Su mente se nubló. Fue inundada por horrorosas ideas que obnubilaron sus sentidos. Su cabeza funcionaba a toda velocidad. Debía buscar una escapatoria segura. ¿Para él? No... Nahara también estaba. “¡Maldición!” Debía ser una escapatoria para ambos. Si no hubiera sido por él, ninguno de los dos estaría metido en aquel embrollo. Dimahl, sin darse cuenta, cayó en una espiral de pensamientos que le estaba ahogando. Debía huir de allí. Ir a Nocheeterna. Avisar a Nahara. Pero para cuando lo intentara tendría a todos los Bianco en su contra y los oídos del Juez estaban por todas partes.

Finalmente, alguien se dirigió a él, sacándole de su angustia actual para, quizás, sumergirle en otra peor.

- Eh, vos. ¿Por qué vais así?

La voz procedía de su espalda. Cuando se dio la vuelta, un Bianco le miraba. Sin embargo, no le miraba directamente: lo hacía a través de una máscara. Se trataba de un óvalo blanco tan prístino como sus ropajes, con los pómulos, nariz, labios y frente de un inexpresivo rostro en relieve. Además, también había algo más diferente en él. Los Bianco campaban por Guardaluz con un talante solemne pero despreocupado, relajado incluso. Sin embargo, éste se alzaba con una pose orgullosa, observando a Dimahl con la cabeza gacha, dejando ver así una mata de pelo rubio oscuro corto. Sus manos estaban ocultas en las mangas de su sudario, que eran más largas de lo habitual.

- Arcángel, ¿por qué no lleváis vuestra máscara?

“¿Arcángel...?” Dimahl ya había oído aquel nombre antes. “Ah...” hubiera sonreído para sus adentros de no ser por la situación en la que se encontraba “Así que sois vosotros los que se encargan de enviarnos vuestra escoria...” De repente, una revelación “¡Un momento! ¡¿Creen que soy uno de ellos!?” Debía actuar, rápido.

- Ehm... – titubeó – La perdí en las puertas de Nocheeterna – intentó hablar de la manera más solemne que pudo, sonando casi forzado. La mención del territorio de los Nero hizo estremecer a algunos de los presentes. El perro paseaba su mirada sin ojos entre ambos Bianco

El Arcángel observó a Dimahl tras las cuencas de su máscara unos instantes en silencio. A continuación, lentamente, introdujo una mano en la manga contraria y extrajo una máscara idéntica a la suya. Con un rápido movimiento, la lanzó al Nero, que la atrapó en el aire. Era más pesada de lo que aparentaba y su tacto era frío. Al parecer, estaba hecha de madera muy trabajada.

- Guardaluz es perfecto. No lo mancilléis con vuestra impureza.

Incluso el perro, que hasta el momento no había dado muestras de vida, gruñó al Arcángel. Dimahl tuvo que ponerse rápidamente la máscara, para poder ocultar así una mueca de ira ciega. En Nocheeterna, aquella injuria le hubiera costado ser ensartado por la hoja de su guadaña. Sin embargo, en lugar de invocar su arma y darle su justo castigo, el guardián hizo acopio de toda su fuerza de voluntad y se dobló en una sutil reverencia.

- Pido disculpas. Fue un error que no se repetirá de nuevo – dijo, entre dientes.

El Arcángel le observó en silencio unos segundos y dio media vuelta, caminando hasta desaparecer de la vista. Los mirones que habían estado prestando atención a lo sucedido volvieron a sus respectivos quehaceres. El perro observaba a Dimahl bajo su flequillo. Al verle con la máscara, ladeó la cabeza y gimió de manera interrogante. El Nero chasqueó la lengua y caminó sin rumbo, con el animal siguiéndole de cerca.

Era consciente, muy consciente de que su suerte había sido mayúscula. Sin embargo, se sintió humillado como hacía mucho tiempo que no lo hacían. El frío tacto de la máscara y el tener que ver a través de las cuencas de ésta se le antojaba como algo terriblemente extraño y, pese a que su cicatriz había sido definitivamente cubierta, aún algunos ojos seguían escrutándole a su paso.

Estaba realmente alterado. Sin darse cuenta, se había inmerso en un campo de amapolas cuya escarlata superficie estaba suavemente mecida por el viento, haciéndola oscilar como si fuera mercurio carmesí. Apenas había nadie paseando por allí, así que Dimahl se dejó caer y se tumbó en la suave cama de hierba y flores. El perro se tumbó junto a él apoyando su hocico en el vientre del Nero. Éste, suspirando, le acarició la cabeza y el lomo. Su tacto le resultó extrañamente agradable.

Pensó en Nahara. Cuando creyó haber sido descubierto, realmente se dio cuenta de las posibles consecuencias derivadas de aquel trato.

“Vas a pasarte el resto de la eternidad a medias. Te estoy ofreciendo una oportunidad de que conozcas la verdadera esencia de aquellos a los que tienes en tal alta estima” Eso le había dicho.

Nahara suspiró. Después de todo, su necesidad pudo con ella. “Muy bien... Tú ganas...”

- ¡Maldita sea! – susurró Dimahl. Había sido una insensatez.

- Disculpad, ¿Os importa que me siente aquí?

El guardián se sobresaltó, incorporándose súbitamente, lo cual asustó al perro, que también se alzó. Pero Dimahl cuando se giró para mirar a quien le solicitaba, tornó su sobresalto en apabullamiento. “¿¡Una Nero aquí!?”

Era una joven, muy delgada, pero de una belleza indiscutible. Al estar inclinada hacia él, sus largos y lisos cabellos, negros como el ala de un cuervo, colgaban livianos bajo su cuello hasta su cintura, dibujando ondas en el aire al son del viento. Vestía un largo vestido también azabache con un ceñido corsé de múltiples lazos, volantes en las mangas y una gasa de rejilla ornada con bordados de rosas oscuras que cubría la falda. En su rostro, unos ojos verdes intensos y con una lágrima negra maquillada le escrutaban, y en su boca unos finos labios también pintados en negro esbozaban una sonrisa.

Quizás fuera más por la sonrisa que por el hecho de estar en Guardaluz, que Dimahl desechó la idea de que fuera una Nero. Aquella dama aun esperaba respuesta.

- Ehm, sí, por qué no... – Balbuceó él, a desgana.

Ella se sentó a su lado en la hierba y posó sus manos en sus rodillas mientras miraba a la nada. El Nero permanecía sentado, importunado por aquella presencia pero sin ganas de molestarse en echarla. El perro perseguía distraídamente una mariposa.

- Ignoraba que a los Arcángeles se os permitiera tener mascota. – ella rompió aquel incómodo silencio, mirando con una cálida sonrisa al can

- No es mío – contestó él fríamente

Ella le miró, con un deje de tristeza.

- ¿Quiere...? – Su voz se estaba empezando a quebrar – ¿Quiere que me vaya...?

Dimahl suspiró y la miró a través de la máscara.

- ¿Cómo os llamáis? – respondió él, sin suavizar su tono. Por respuesta, ella se levantó

- Olvídelo… - Comenzó a alejarse de él

Dimahl chasqueó la lengua y se levantó tras ella. De la manera más suave que pudo, la agarró de la muñeca.

- Por favor. Realmente quiero saberlo. – Ésta vez el Nero sonó sincero. Ella no se dio la vuelta. Sin embargo, respondió.

- Nirnarëth… - se zafó del agarre y se dio la vuelta, mirándole con ojos rencorosos

- Vaya, tenéis un – carraspeó – un nombre muy hermoso

Nirnarëth le miró con ojos ya no rencorosos, sino extrañados, entrecerrados.

- ¿Gracias...? – respondió, sin poder dejar de reprimir una risa de incredulidad ante el aparente intento de Dimahl por enmendar su grosería

Éste permaneció unos instantes observándola en silencio y se volvió a sentar. Ella hizo lo propio y se sentó junto a él de nuevo.

- Todavía no sé su nombre – inquirió Nirnarëth

- Dimahl. Y por favor, tutéame. No soporto las formalidades

- P-pero… si has sido tú quien primero se dirigía a mi como “vos”…

Dimahl la miró furtivamente

- Creo que ya hemos dejado clara esa parte de nuestra relación, ¿no crees…?

Ella entrecerró de nuevo los ojos. Y murmuró inaudiblemente. Seguidamente, habló.

- ¿Qué trae a un Arcángel a este rincón tan apartado? – Preguntó Nirnarëth, sonando indiferente

- Descanso – respondió Dimahl, observando al perro que, a su vez, observaba agazapado a la mariposa que perseguía

- ¿Mucho trabajo?

- No lo sabes tú bien…

- ¿Y la guadaña?

- He de esconderla, no pued… - la cabeza se le nubló de repente, dejando ver tan solo un pensamiento:

“Imbécil…”

14 comentarios:

Tréveron dijo...

He aqui el esperado capítulo de marras. Lo he puesto entero, para no cortarlo.

A los que os ha llamado la atencion el "(I)", lo que pasa es que el capítulo se me alargaba demasiado para que fuera solo un post, asi que el capitulo VI sera la parte (II)

Diox, que pitote estoy liando...

En fin, quiero criticas!

¿que os ha parecido las primeras descripciones de Guardaluz?

¿Y el Arcángel?

¿Y Nirnarëth?

...


...


...


¿¡Y EL PERRO!?

Anónimo dijo...

¿Has visto "Más allá de los sueños" de Robbin Williams? Yo, por defecto personal, veo Guardaluz de modo parecido al "cielo" del prota. En fin, el arcángel me da miedo, pero me molaría más que fuera un guerrero, me encantan los arcángeles... vale, supongo que lo que realmente me gusta es que son guerreros.

Y Nirnarëth, de momento, mola XD. ¿Cómo puede estar tan tonto este alelao? Mira que bajar tanto la guardia... si es que uno va de sobrao y mira... a ver si con un par de collejones de la vida se espabila un poco X___D

No te tardes en subir la segunda parte, chiquillo, que nos has dejao con toa la intriga ahí, revuelta cual peo retenío... Y ESO DUELE! XD

Anónimo dijo...

Ah... y el perro... ÑAAAAAAAAAAAAAAA, no sé que pinta pero me da buen rollo. ¿Tú te has leído el Ciclo de la Puerta de la Muerte? No, ¿verdad?

Siltha dijo...

Jou, mola.

Y los tíos bordes me ponen, no puedo evitarlo...
Nirnarëth de carácter me gusta, pero esto de que sea una gotiquilla está bien para hacer fanarts y tener fans q baboseen por ella pero para mí no pega demasiado en la historia (me refiero sólo a la estética, tenlo claro). Guardaluz... pues me mola. Me mola la ambiguedad de que sea todo perfecto pero solo a través de una máscara... me suena a esconder mierda debajo de la alfombra, lo que vuelve a Guardaluz algo intrigante... Y el perro, en fin, mola. No sé, es un perro, y los perros molan en cualquier historia que aparezcan.

Sinkim dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sinkim dijo...

Diosess, pero que tío tan torpe, es que no hace más que meter la pata, menos mal que Nirnarëth no parece una mala tía :-D

Se echa de menos una espada para el arcangel pero por lo demás la descripción está bastante bien.

Y el perrito es adorable, ojala se mantenga en la historia ^^

Vorian dijo...

Como siempre me gusta, la descripcion de las cosas es bastante completa y Dimahl cada vez se me hace mas agradable...

Me uno a lo de los Arcángeles guerreros

Ahora bien la duda que me asalta... si creia que Dimahl era un Arcángel como el, por que se permitio mostrar ese grado de superioidad como si Dimahl fuese su subordinado siendo que ambos si no me equivoco estaraban en el mismo nivel diciendole

- Guardaluz es perfecto. No lo mancilléis con vuestra impureza.

Si un tipo de mi mismo grado me dice algo asi yo no respondo, sera un error no llevar la mascara pero... Xd

Pero en fin a mi me gusto mucho *_* y soy feliz de que hayas colgado el capitulo ^^

Tréveron dijo...

En cuanto al arcángel, no he hecho mas que introducir el concepto.

no dire nada pero... paciencia...

>:3

"Si un tipo de mi mismo grado me dice algo asi yo no respondo, sera un error no llevar la mascara pero... Xd"

No hay subordinación, solo le esta echando la bronca :P

Anónimo dijo...

siempre me he negado a caer en las fauces de esta espiral freak, pero me rindo a tus encantos...

adios corneas adios,
adios retinas adios,
que ustedes vayan con dios,
¿donde esta mi anillo?
creo que se me han caido uno o dos

lo dicho, a felarla...

Anónimo dijo...

soy el mismo anonimo de antes, olvidaba decir que si no pongo ni una tilde no es por incultura sino por aquello de... ehh... ya sabes!

un abrazo hermano
te quiero gremlin Hoo Hooo Hoo!!

Tréveron dijo...

Adri, que grande eres...

xDDDD

Nixarim dijo...

jum... me reafirmo en el hecho de que me encanta Dimalh, y Nirnarëth me llama la atención... por la descripción me parece interesante :3 (al menos el diseño está chulo ^^)

tamara dijo...

quiero saber más cosas de Nirnarëth!!
¿¿Quién es??
jo no tardes en colgar la siguiente parte pleasee!!
Me gusta que salgan personajes nuevos :)

Tréveron dijo...

pues no quedan personajes ni nah...