La anaranjada luz del Crepúsculo Sin Fin atravesaba las escasas ventanas de la taberna de Latvian, fusionándose en una provechosa simbiosis con las múltiples antorchas que colgaban de las paredes. Redondeaba una cálida atmósfera en las que Bianco hablaban con Bianco y Nero con Nero. Puesto que en aquel momento había mesas libres de sobra, el único contacto entre clanes se daba cuando un Bianco solicitaba alguna bebida a Latvian, no sin cierto recelo. Éste atendía con adusta diligencia y sin apenas dirigir una palabra a nadie, perdiendo la noción de quién entraba y quién salía de su establecimiento.
Pero no aquella entrada.
No él.
Un silencio ominoso irrumpió de repente en la taberna junto al Barquero, solo roto por el frufrú de su gabardina negra rojiza. Caminando con paso firme, Caronte se acercó a la barra de Latvian, que le miraba tras ésta con desdén.
- Sabes que no me gusta que uses tus trucos en mi taberna... – le espetó el regente
Caronte miró severamente a Latvian con sus ojos sin pupilas ni iris, para luego pasear su mirada por los clientes con el rabillo del ojo.
- Yo no he hecho nada – repuso con rotundidad
El tabernero sonrió, algo molesto. Era consciente de que, a pesar de que su rostro era severo, disfrutaba con aquel tipo de teatralidad.
- ¿Qué ocurre, Barquero? ¿Has venido a por algo para beber? ¿No tienes suficiente con tu Río? – ironizó.
La reacción de Caronte a ese comentario no se hizo esperar. Con un movimiento tan fugaz como violento tomó la pechera de la parca de Latvian y le sacó de la barra por encima de esta. Le sostuvo con su mano derecha por encima del suelo unos instantes mientras todos los clientes observaban atónitos. Nadie se atrevió a actuar. Al fin y al cabo, se trataba del mismísimo portador de las almas al Juez.
- No estoy de humor para tu cinismo, “Tabernero” – dijo entre dientes
- Bájame – dijo Latvian con serenidad repentina
No había miedo en su rostro, no había dolor ni humillación. Ni tan siquiera una socarrona sonrisa de satisfacción. Tan solo una brutal impasibilidad. El ambiente en el establecimiento estaba viciado por una silenciosa tensión, casi tangible.
- La situación es seria, maldito bufón – dijo Caronte, aun sosteniendo el pesado cuerpo del encargado de la taberna
- Bájame – repitió Latvian, con el mismo tono de voz. Entonces abrió su mano, y la manga izquierda de su parca se arremolinó hacia su mano, materializando una enorme guadaña – Ahora
Algún murmullo se oyó entonces, sobre todo de los Nero presentes. Sin embargo nadie se atrevió a intervenir. En ese momento la puerta de la taberna se abrió. Y Dimahl detuvo su avance en seco al ver aquel espectáculo.
Caronte y Latvian desviaron sus miradas hacia la entrada, clavando sus furiosos ojos en el Nero, que casi se ve obligado a retroceder. Se mantuvo inmóvil unos instantes, observando cómo aquellos dos hombres volvían a mirarse. Dimahl había acordado con Nahara que ésta entrada unos minutos tras él, para no despertar sospechas, pero no había contado con aquel contratiempo, así que Nahara apareció en su espalda. Por el rabillo del ojo, el Nero se percató de que ella también miraba, con la boca entreabierta, cómo Caronte descendió lentamente el cuerpo de Latvian de nuevo al suelo, cómo el tabernero retornaba su guadaña a su parca, cómo el barquero aun le tenía agarrado de su pechera y le miraba con furia.
- El Juez no se encuentra en el trono. – susurró Caronte; Latvian le miró incrédulo – Mantén lo ojos y los oídos abiertos... – le soltó de la parca –...y la boca cerrada.
Y con la misma impetuosidad con la que entró, el Barquero se dirigió a la entrada.
No grave will hold me...
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5 comentarios:
Curiosidad aumentando...^^
Ya no me acordaba del rollo de Caronte y toa la pesca...ese capítulo tb estaba muy chulo.
Hala, a esperar el resto
Como interludio no está mal aunque se hace muy corto, pero bueno, como sabemos que estáis en época de examenes se te perdona XDDD
Aunque ¿quién diablos se ha creido que es el tabernero para ponerse chulito con Caronte?, ¿dónde se ha quedado el perrito?, ¿a qué juegan las almas para pasar el rato mientras esperan al Juez, si no tienen cartas?, ¿cuánta gente cabe en la orilla y adónde van a ir si Caronte sigue haciendo pellas y faltando a su trabajo?, ¿acaso Caronte es un funcionario y se ha cogido el día de moscoso?... muchas preguntas que esperan respuesta, así que "Escribe maldito, escribe" XDDD
pero dimahl no era el mas mejor de todos, no era un super nahara di nivel tres, o algo asi, y se sorprende por una pelea....
bah.
se esta afeminando.
muajaja!!!
soy la mas mejor! te he sacado un fallo!
siii!!! me siento superior!!
decididamente sere yo quien domine el mundo!
x'D
esta bien enanoso...me encanta, lo sabes :)
Andres esta es la tercera vez que intento comentarte xDDDD
la verdad es que a mi Caronte me encanta, ya te dije que mi capítulo preferido fue el de Caronte y el niño, y como describias es transcurso del paso de las almas hasta llegar al juez, por eso Caronte puede ser todo lo chulo que quiera xDDD
me ha gustao el capitulo evidentemente pero se me ha exo muy corto ya que yo me lo lei del tiron la historia. Espero que para cuando vuelva tengas actualización...
Besiness!!!
ChaoUU!!! ChaAUU!!!!
a ver si se publica este comentario de una vez ¬¬U
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