Para los despistados, la segunda parte de la segunda parte, valga la redundancia, de mi versión de eso que ha sacado Stephanie Meyer y cuyo nombre no quiero pronunciar a estas alturas. ¡Que lo disfruten!
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Miré de nuevo a la chica, que extendió sus brazos dejando caer la manta. Bajo ella estaba completamente desnuda. Es cierto que yo había muerto, pero debería de estar enterrado bajo dos metros de tierra para no ver que tenía un cuerpo precioso, de piel morena y suave. Torció su cara en una expresión de dolor y cayó de rodillas, sujetándose el vientre. Sus temblores se acentuaron, hasta el punto de convertirse en espasmos. De haber sido capaz de sentir horror, yo también me hubiera echado a temblar.
Los espasmos se volvieron más violentos, haciendo crujir sus huesos e hipertrofiando sus músculos. Poco a poco una tupida capa de pelo pardo comenzó a cubrir todo su cuerpo mientras su masa corporal crecía. Se aquejaba, pero su voz fue cambiando también, tornándose grave, profunda y gutural. Finalmente gritó, o más bien rugió, dirigiendo hacia mí unos ojos amarillentos. Su rostro se había deformado y presentaba un hocico alargado y canino, igual que sus colmillos.
El rugido terminó con su transformación, pero pasaron unos segundos antes de que dejara de oírse su eco. La bestia que había delante de mí aun jadeaba cuando se alzó.
Medía casi un metro más que antes, como un enorme híbrido entre lobo y humano, aunque sin un atisbo del hermoso cuerpo que vi antes del cambio. El pelo de su lomo estaba erizado. Sus orejas lupinas estaban dirigidas hacia mí. Sus labios caninos dejaban ver sus dientes. Para entonces dos cosas estaban claras: no cabía duda de quién le había arrancado de cuajo el brazo al hombre que yo acababa de rematar, ni de quién iba a ser su próxima presa.
Efectivamente se abalanzó sobre mí con un rugido y con sus garras por delante. Pude esquivarla saltando hacia atrás, pero el callejón era estrecho y no me daba mucho margen. Tenía que salir de allí o acabaría mal parado.
Salté hacia la escalera de incendios, a varios metros de altura, para poder tomar apoyo y seguir saltando hasta la azotea más cercana, en el edificio contiguo. Conseguí agarrarme a la cornisa y subir solo para, tras incorporarme, ser arrollado por la bestia que había llegado hasta mí clavando sus garras en la pared de ladrillos. Caí de bruces contra el suelo con la suerte de que la bestia también perdió el equilibrio. Por fin pude levantarme y ponerme en guardia frente a aquel monstruo.
Pareció tantear sus posibilidades también, echando un fugaz vistazo a su alrededor. Volvió a saltar contra mí, pero esta vez reaccioné a tiempo. Agarré el pelo de uno de sus brazos y conseguí apoyo para desviar su trayectoria lo suficiente para hacerle caer al vacío. Cuando la perdí de vista no tardé ni dos segundos en oír un chirrido estridente, señal de que había conseguido clavar sus garras en la pared para no caer. Debía haber hecho que cayera, pero perdí tiempo tanteando mis posibilidades. La bestia era fuerte y no conocía lo suficiente ni mi naturaleza ni mucho menos la suya para saber si tenía posibilidades. Pensé en huir, y no me cansaría al hacerlo, pero en ese caso el tiempo era mi enemigo. Y es que mi rival no tenía pinta de cansarse fácilmente tampoco, y si nos alcazaba el amanecer, a ella la neutralizaría. Sin embargo a mí me calcinaría.
Demasiado tarde me di cuenta de que le había dado tiempo a aquel monstruo para volver a subir a la azotea y por tercera vez se arrojó contra mí. Consiguió agarrarme del cuello y alzarme con insultante facilidad. Evidentemente no sentía sensación de asfixia, pero me zafé golpeando su brazo con mi rodilla con todas mis fuerzas. Se oyó un crujido seco y a continuación un alarido ensordecedor. Me dejó caer mientras dio un paso atrás agarrándose el brazo. Oí otro crujido mientras vi cómo clavaba una mirada fulminante en mí: su brazo descolocado estaba volviendo al sitio. Pero esta vez no le iba a dar oportunidad de contraatacar.
Pateé con fuerza su pecho para que perdiera el equilibrio y cargué contra ella. Esta vez con suficiente fuerza para lanzarla por la cornisa sin que pudiera agarrarse a la pared de nuevo. Me asomé al vacío para verla caer. Pensé que yo tenía bastante resistencia a las caídas dada mi condición sobrenatural. No sabía si debía aprovechar para huir o asegurarme de que había acabado con ella. Al infierno, recuerdo que pensé mientras me dejaba caer hacia ella.
Pude percibir el estruendo de su llegada a pavimento mientras yo mismo me precipitaba hacia ella. Una vez yo mismo llegué pude verla yaciendo sobre las húmedas baldosas, inconsciente, aunque aparentemente ilesa. Contra la pared del callejón se proyectaba la sombra de su enorme silueta, y sobre ella pude ver cómo su cambio estaba revirtiendo. Su tamaño se redujo, el vello desapareció, sus facciones se suavizaron. Se dibujó de nuevo su sensual silueta de mujer.
No entendía muy bien a qué había venido la reversión de su estado lupino, ya que había comprobado que la Luna seguía brillando. Tal vez el golpe la había afectado más de lo evidente, tal vez su energía se había agotado o quizás simplemente era demasiado joven para soportar una experiencia así. En cualquier caso, cuando quise darme cuenta, había permanecido varios minutos observando su hermoso cuerpo desnudo respirar profundamente.
Sentí algo extraño. De hecho no sabría decir si la palabra adecuada es “sentir”. La vi permanecer inconsciente y pensé en lo indefensa que se veía, lo frágil que resultaba. Olvidé por un momento la bestia que yacía en su interior y la observé como una humana más, sola y desamparada. Alguien que necesitaba de otro alguien que la protegiera.
La tomé en brazos. En un reflejo posiblemente producido por un sueño inquieto, apretó su cabeza contra mi pecho. Aun sin estar seguro de por qué lo hacía subí a saltos a la azotea para poder volver a mi refugio sin que nadie nos viera.
No sabía si lo que despertaba en mi eran sentimientos per se o tan solo recuerdos de una época en la que era capaz de percibir cuándo algo merecía la pena ser protegido.
No grave will hold me...
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13 comentarios:
A Eduardo y al perro grande les ha salido competencia jajaja, esto si que es un hombre lobo como dios manda. Genial la historia. ^.^
Ya ves M, bueno en realidad ni Eduardo ni el perro grande podemos considerarlos como competencia de este vampiro jaja. Esto si que es una historia de vampiros jeje.
Eso! esta sí que es una pelea entre vampiros y hombres lobo como Diox manda! Nada de peleas de nena como los de esos libros que no quiero mencionar.
Sigue así!
Pues yo quiero una pelea más larga!!! >_< mola, casi se puede oir el chirrido de la garra clavándose en la pared!
ohh como mola!! *-* tienes talento con esto eh XP esta es una de las pocas veces en las que me centré tanto para leer algo XD
Wow, no me esperaba lo de la licántropa! ^^
Pero esto parece como si tuviera hasta tercera parte y todo XD
Exigiendo la tercera parte ^^
Nee! siento no comentar! >w<
pero ya te dije que no suelo hacerlo...
pero nah, por ti lo hago si hace falta :D
ya sabes lo que opino sobre tu crepusculo... pero aun asi te lo digo de nuevo! x3
esta genial! te expresas muy bien y kiero maaaas ò.ó xDD
hale, hay te dejo esto :3 asias por todo! ^^
continualo!!!!!!!!!!!!!!
realmente me gusto la batalla contra la mujer lobo.. ya quiero mas !!!!!!!!!!
no me lo puedo creer! una historia de vampiros y aun no hay salido un torso masculino DESNUDO! XDDD
me encanta cielo ^^
Eres un genio...Qué injusticia que la Stepjanie Meyer triunfe tanto...
¡Lo sabía!¡lo sabía! ji ji ji ji... ^^
Mente de ciencias, corazón de letras... es usted una caja de sorpresas, señor Treveron.
A falta de una palabra mejor...
Cachi XD
Qué guaaapo...
He leído los últimos dos capítulos de golpe. Éste mola un puñao. ¡Mujeres lobo al poder! XD
He visto un dibujo en mi mente. A ver si me da tiempo a hacerlo y te lo paso.
Cágate, Stephenie...
PD: Verificación de la palabra: "dizzight".Un buen nombre para un personaje peludo y zorresco, ¿no? XD
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